17 mar 2017

El Peluquero: Sam McKnight Santificado

Rubias, morenas, pelirrojas. Rizos o afro. 
Todo lo que hay que saber sobre el pelo o cómo aprendértelo con un solo viaje a Londres.

Sam McKnight, Linda Evangelista y Jesse the chimp, Los Angeles, 1992



Vulgar es una palabra que no cabe dentro de una exposición. No cabe en una exposición de moda y no cabe en una exposición sobre Sam McKnight. Pero luz sí, la luz sí que cabe. Cabe y debe caber. Y no porque un museo pueda invertir desmesuradamente en iluminación, sino que es lo que uno tiene que ver a la hora de salir bajo la sombra.

Sam McKnight cierra en 2017 y en definitiva, por la mano de Somerset House, su capítulo sobre el anonimato en el mundo de la moda. Y aunque él haya sido el único responsable por Lady Di llevar el pelo corto y se volver en la bandera de estilo de su generación, McKnight, tal como la princesa, seguía siendo esa persona tímida al fondo del salón que no deseaba halagarse sin más.

Hair by Sam McKnight fue una oda al mundo de las tijeras y a la importancia del role del peluquero en el mundo de la moda. De las innumerables portadas de Vogue a las pelucas encargadas por Lady Gaga, esta fue una exposición que nos hará cuestionar, durante mucho tiempo, cómo el pelo de alguien puede contribuir tan eficazmente para definir y resumir tan eficazmente a todo el abanico de imágenes icónicas de la cultura contemporánea.

Con colecciones de Vivenne Westwood y Chanel, el recorrido era tan superlativo como familiar, como cuando nos deparábamos, por ejemplo, con polaroids del archivo personal del peluquero. Gisele, Moss, Naomi, Linda, Gigi, Kloss, Cara… No hubo Top model o millennial que él no haya peinado, ¡simplemente no hubo!
190 portadas Vogue con Sam McKnight como peluquero.

La naturaleza conceptual de la exposición es lo que hizo que se destacara de todas las demás. El pelo gana un protagonismo sin precedentes en cada imagen y, sin lo que lo hubiéramos reflexionado antes, es el hilo conductor de toda la narrativa visual. Y es aquí que el trivial deja de serlo, gana su lugar en el pódium y nos permite, ante toda la parafernalia de multi media existente y de recreación de atmosferas reales, valorar verdaderamente a un muy riguroso trabajo de backstage.

Romántico, rebelde, osado. Sam supo verlo y serlo todo. Ayer y hoy. Y mañana, claro. Porque en un mundo dónde hay quien sepa destacarse por interpretar a los demás a comunicar una idea, se le reservará a un lugar en el estrellato. Por eso, Sam es más grande que la exposición que lleva su nombre.
Sam McKnight y Kate Moss en la cerimonia de inauguración de la exposición en Somerset House.



Y al final, te quedarás con un único asunto en tu cabeza: Sam, ¿qué me puedo hacer en el pelo?


Por Mariana Viseu

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